4 dic 2010

David de Miguel Angel

Vaya diferencia de desayuno con el de ayer. Té, café, croisants, madalenas, pan, yogures, mermeladas, zumos.... una gozada.
Hemos madrugado y para las 9 estábamos en La Academia, porque teníamos los tickets para las 9.30

así que nos hemos adelantado y había tan poca gente que para las 9.15 nos hemos "encontrado" con la inmensidad del David.

A Juani le ha parecido alucinante y a mí, que volvía a verlo después de 17 años, me ha vuelto a sorprender y sobrecoger. Es INMENSO.

Para ambos, lo que merece la pena del museo son el David y los Inacabados, ya que el resto no deja de ser arte religioso que no nos llama mucho la atención.

Después de verlo nos hemos ido hacia el Fuerte Belvedere, desde donde yo recordaba haber sacado unas fotos panorámicas muy chulas. La cuestión es que hemos llegado y el fuerte estaba cerrado y pretendían cobrarnos 10 euros por barba para ver unos jardines que a estas alturas del año están medio helados.

Así que tras haber subido una cuesta del carajo

nos hemos ido hacia la Piazza de Miguel Angel y ha sido una montaña rusa que nos ha dejado muertos, pero la vista ha merecido la pena


(boda japonesa incluída),

juzgar vosotros mismos:

Cuando hemos bajado de la gran cuesta, nos hemos encontrado con la calle de las tiendas pijas (Via de Turnabuoni) y he visto estas sandalias (como veréis baratas de verdad), pero no tenían de mi número, así que ni me he molestado en entrar.


Semejante caminata y el estrés de los precios de la ropa, joyas, calzado... nos ha hecho merecedores de un par de chuletones, de kilo, acompañados por un Lambrusco rosso que estaba divino (Jaione, tienes que probarlo, está mejor que el claro o blanco que bebemos allí).

Como nos han dicho los del hotel que había jaleo con los controladores aéreos por nuestros lares, nos hemos ido a la estación a comprar los billetes de vuelta Firenze-Bergamo y luego a volver a descansar, que hoy, aunque hacía mucho frío, hemos sudado y agotado con la cuesta-javierada.

A media tarde nos hemos escapado a ver la iglesia de la Santa Cruz (de camino, y otra vez por el morro, hemos visitado la iglesia de San Lorenzo, muy bonita, la verdad) y estaba cerrada, pero hemos encontrado un mercado navideño de todas las partes de Europa, PRECIOSO...

Después de enterarnos de que, por ahora, nuestro vuelo del lunes no sufre cambios, nos hemos ido a cenar a la luz de las velas.

Al llegar al restaurante Garibardi, hemos decidido dejar la última cena, la de mañana, en este restaurante y nos hemos ido al Cellini (al lado del Vecchio Mercato).

ERROR, ERROR... pensaba que no era posible comer mala pizza en Italia y SÍ, SÍ... Si yo llego a ser el cocinero de este restaurante y veo cómo dejamos los platos, salgo a pedir disculpas.

La pizza parecía pan gomoso, gomoso.... pero bueno, nos resarciremos mañana.

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