Conocer Florencia es algo imprescindible para el amante del arte y yo, como lo soy, me he encargado de enseñar a Juani la ciudad.
Mientras todos se montaban en los autobuses para realizar las excursiones contratadas en el barco, nosotros hemos cogido un autobús público, como en Roma sin pagar, que nos ha llevado a la estación de tren, desde donde hemos partido y en una hora y media estábamos en el centro de Florencia.
La capital toscana es la maravilla del renacimiento; el lugar donde se hallan las huellas de personajes como Dante o Miguel Ángel, y miles de obras de aquellos hombres que en el tramo final de la Edad Media impulsaron el desarrollo del hombre y realizaron algunas de las más bellas creaciones artísticas de todos los tiempos.
El conjunto más conocido de la ciudad de Florencia está formado por la catedral (Duomo), el baptisterio y el campanile.
La grandiosa cúpula se asienta sobre un magnífico conjunto absidial. Tiene 155 metros de longitud máxima y 107 de altura en la zona de la cúpula. La antigua catedral románica era mucho más pequeña, abarcaba apenas los dos últimos tramos de la nave.
Antes de llegar a la ciudad, y como había quedado con Ana, le he llamado para quedar y vernos. Cuando nos hemos encontrado, nos han acompañado a la Piazza della Signoria, centro político de la antigua ciudad y un gran museo exclusivo al aire libre,
donde nos hemos sacado unas fotos:
El pequeño palacio Viejo, abierto al público y gratuito, nos ha servido para refrescarnos un poco mientras estábamos un rato a la sombra.
De ahí, y evitando el sol a toda costa (estábamos a 37 grados) hemos paseado hasta llegar al Puente Bequio, lugar de obligada visita.
En él, se pueden encontrar multitud de joyerías de las más prestigiosas firmas, pues bien, se dice que durante muchos años, el acceso a este puente estaba prohibido para las mujeres, ya que parece ser que la economía familiar sufría cada vez que una mujer cruzaba el puente.
Si se quiere volver a Florencia, hay que ir a "visitar" al jabalí. Se encuentra en la plaza del mercado Nuovo y la tradición dice que si se le toca el hocico al jabalí, seguramente se vuelva. Además se puede pedir un deseo dejando caer una moneda desde la boca del jabalí. Dicen que se cumple si la moneda entra en la rejilla (sin hacer trampa Juani !!).
Teníamos hambre, así que he recordado que la última vez que estuve en Florencia (hace la friolera de 17 años) la guía nos recomendo una trattoria detrás de la Piazza de S. Lorenzo, de nombre "Da Garibardi" y sin gran esfuerzo la hemos encontrado (http://www.garibardi.it/) y nos hemos deleitado con a cada pizza. De ensueño !!!
Hemos intentado, después de comer, ir a L'Academia para ver el David de Miguel Ángel, pero las colas de gente seguían siendo enormes, incluso los de cita concertada, así que lo dejamos para la próxima visita.
Nuestro billete de tren, nos ha dado opción a parar en Pissa y ha verdad es que la torre inclinada y todo lo que la rodea, ha merecido la chicharra que hemos pasado para llegar hasta allí.
Y sacarnos, como todos los guiris, fotos que son muy populares:
Muy cansados, de un día tan caluroso, nos hemos tomado unas cañas antes de montarnos en el barco, donde raudos y veloces nos hemos duchado y subido a cubierta a tomarnos unos mojitos antes de cenar.
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