Domingo de asueto y Vannes

Primero nos hemos ido a comprar unos quesos, regalos, cervezas... unos cuantos, mientras otros se quedaban en casa y jugaban sus revanchas de tenis.

Al volver, lo primordial, vermú

y descanso (esta vida es un stress !!!!!!!)

Hacía tanto calor, que teníamos pereza para todo, así que a tomar y sol y a bañarnos.

Pero no sólo los críos, sino todos,

Al haber vermuteado, la comida ha sido tardía y con restos de los días anteriores, eso sí, contundente como cada una de las comidas que hacemos.

Después de comer y para hacer la digestión, nos hemos ido hacia Vannes. Al llegar, los Ballesta y los Agós nos han tenido que abandonar por problemas familiares, así que aunque no ha sido lo mismo sin ellos, nos hemos ido a visitar la ciudad.

Vannes se llama Gwened en bretón, es la capital del departamento de Morbiham (pequeño mar). Fue fundada por los romanos hace casi 2000 años.

El casco antiguo está amurallado y rodeado por un foso lleno de flores. Se conservan 600 m de murallas entre la Puerta Prision y la Puerta de San Vicente Ferrer. Entrando por la Porte Prison se llega a la catedral de St Pierre, es gótica del siglo XIII. En ella está enterrado San Vicente Ferrer.

El centro de la ciudad es de cuento. Todo está muy cuidado, todas las calles están adoquinadas y la mayoría son peatonales. Por supuesto lleno de casas entramadas, las más antiguas del siglo XV.

El puerto deportivo, que llega hasta el pie de las murallas, realmente no se encuentra a la orilla del mar, sino al final de un canal. Es agradable detenerse en una de las terrazas, orientadas totalmente al sur, que llenan la plaza Gambetta, principal punto de encuentro turístico de la ciudad.

El barrio de San Patern es el más antiguo de Vannes, en el se asentó el antiguo Darioritum (ciudad fundada por los romanos), en el se pueden ver más casas entramadas.

Incluso hemos encontrado la casa donde Blanca dejó su máquina de hacer dinero, que retiró o compró Rosario (ya me entendéis los que nos fuimos a Bretaña)

La vuelta a casa un poco triste, nos faltaban 5 personas y antes de ponernos a limpiar y recoger la casa y mientras los críos jugaban al tenis, nos hemos tomado una, sí, sí, habéis leído bien, UNA cerveza en el cenador de la casa, para despedirnos de estas maravillosas vacaciones.

Ojalá el año que viene repitamos gente y lugar, si se precia, pero sobre todo repetir la COMPAÑÍA.