Yo he madrugado y para las 7.30 de la mañana he ido a correr por el "barrio" y me he acercado al Voldenpark (pulmón verde de Amsterdam, como dice Iker).
La ciudad está muy viva para esas horas y para las 8 y cuarto de la mañana, que he vuelto, muchas de las librerías, pastelerías, panaderías... ya estaban abiertas.
Hemos hecho un gran desayuno. Comprado pan, preparado los bocatas
y después de haber comprado el pertinente ticket del tranvía (al que daremos el mismo uso que en Roma),
nos hemos puesto rumbo a la Estación Central, primer destino para comenzar a conocer esta ciudad.
El tiempo nos acompaña, así que hemos disfrutado de un gran día y el callejeo por la ciudad ha sido extraordinario. Todo está centralizado en la plaza Dam
En esa misma plaza está la catedral, Nieuwe Kerk, donde se casaron Máxima y Guillermo de Holanda
Parece un centro comercial gigante, porque está lleno de tiendas.
Entre todas, destacamos los coffee-shops y las tiendas de quesos (donde hemos "tomado" un piscolavis con las degustaciones que hemos hecho). Hemos aprendido a comer el queso de vaca (el que casi no tiene sabor) con mostaza y la mezcla nos ha sorprendido muy gratamente. También sorpresa con un queso verde, sí, sí, verde, hecho con pesto o albahaca. Diferente.
También ha habido tiempo para tomar un pote en un "argentino" atendido por un marroquí, al que hemos dado clases de castellano ¡¡¡ viva la globalización !!!
Después del vermú mañanero, nos hemos ido hacia el mercado flotante de flores (Bloemenmarkt),
que es precioso y además, acompañado de buen tiempo, hace que las flores se vean preciosas.
A la hora de comer nos han dejado, en un bar de tapas, comer nuestros bocatas, consumiendo la bebida en el local, así que a la vez que comíamos y bebíamos, también descansábamos.
Para aprovechar el buen tiempo, nos hemos ido de excursión, por los canales, en un barco de recreo y ha sido una idea genial, porque a la vez que nos divertíamos, hemos visto un montón de rincones preciosos, con casas sorprendentes, lugares con encanto...
Al salir del barco, en un principio pensábamos volver a casa, pero ante el riesgo de mal tiempo, nos hemos decantado por ir al Barrio Rojo y ha sido muy gracioso ver a los críos cuando hemos visto los escaparates donde se exhiben las chicas... "como para no decir a las abuelas, porque no les gusta que veamos mujeres en sujetador".
Café con bollo, como merienda tardía y de ahí, rendidos de cansancio a casa, donde los txikis y yo hemos preparado la cena: ensaladas, pasta a la carbonara y fresas con plátano, todo ello regado con un vino blanco australiano que estaba buenísimo.
Al pobre Iker se le ha ocurrido preguntar qué son los protestantes, calvinistas.... y una cosa ha llevado a la otra y hemos empezado a divagar, completamente.
Ya eran casi las doce de la noche, cuando nos hemos metido en la cama.
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