Llegada a Auckland para las 8.15 de la mañana y con los nervios de no saber qué pasara en la aduana e inmigración.
En ningún momento hemos visto que fumigasen el avión, ni por fuera, ni evidentemente por dentro. Sí que antes de entrar en control, pasábamos por un arco y o es ahí donde nos han desinfectado y no nos hemos enterado o no es tan duro como nos lo ponían.
Tampoco nos han pedido el certificado de solvencia (Su, papel guardado "sin usar"), pero lo que sí es tanto como lo pintan es el registro de lo que llevas.
Evidentemente hemos declarado que traíamos las botas de monte, así que nos han pasado a una fila a parte donde las hemos tenido que sacar. Las de Juani sin ningún problema las trae sin estrenar, pero las mías las han llevado para dentro, según el de control estaba la suela un poco sucia, así que me las ha traído impolutas (igual que en cualquier aeropuerto, qué no????).
Bromas aparte, un trato exquisito.
Sacar dinero de un cajero (es bastante complicado en Iruña poder conseguir dolares neozelandeses) y de ahí derechos a comprar los tiquets del bus para ir a la ciudad (http://www.airbus.co.nz/timetable). Muy amable el chofer, que teniendo que parar nosotros en la parada 1 u 2, nos ha parado en medio de las dos, porque nuestro hostel queda en medio.
Resulta que la hora de entrada al albergue son las 14 h, así que nos hemos duchado en las duchas comunes, cambiado de ropa, dejado el equipaje a buen recaudo, enviar mensajes a casa de nuestra llegada y a visitar un poco la ciudad, despejarnos y comer algo.
Mis nervios siguen traicioneros, por lo que no me entra mucha comida.
Me empiezo a agobiar un poco por la distancia tan grande que tenemos a casa, así que por la noche decidimos que vamos a visitar solo la isla norte, así caso de que ocurra algo estamos a unas horas de Auckland para volver antes.
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