Ya empezamos nuestras andanzas

Ha amanecido muy buen día (con mucho aire) y después de un gran desayuno continental, nos hemos puesto en ruta para visitar Perros Guirec.

Nos llegaban olores a mantequilla, pan… que invitaban a sentarse y re-desayunar.

Cada casa que vemos es mejor que la anterior, todo está limpio, no se oyen gritos, ni ruido. (Los niños franceses, aquí, SON SILENCIOSOS).

Hemos decidido no comprar cada una de las casas por motivos tontos (muy cerca de la carretera, no nos gustan el color de las flores del jardín, las ventanas no son blancas…).

Hemos visto un lago con barcos en miniatura y hemos decidido que un día de estos, nos bajaremos para irnos a montar y hacer un barcos-coches de choque.

De ahí hemos seguido camino a Ploumanac’h y alucinamos de nuevo. Es un pueblo pequeñito, pero precioso. Tiene casas de “pitufos” con jardines muy bonitos y lo mejor de todo es que casi todas tienen vistas al mar.

Ha llegado la hora de comer y BUAHHHHHHHHH, QUÉ DISGUSTO que teníamos: ensaladas como para un regimiento, mejillones a la marinera, con crema…. En las famosas “caresoles”, chuletas… y hoy si ha caído postre: helado y tartas. Todo ello regado con un vino blanco de chuparse los dedos (el de ayer un Riesling y el de hoy un Petit Chablis, pero muy bueno).

Había que bajar la comida, así que nos hemos puesto en ruta de nuevo. Esta vez camino de Trebeurden. El cielo se iba cerrando y seguía haciendo mucho aire. Paseito por la playa, alucinamos porque hay gente que se baña, gente haciendo surf y deportes varios.

Hemos encontrado una especie de fiesta Nafarroa Oinez a la francesa, que ya sabéis cómo son, sosas, sosas, sosas…

Ya de vuelta en casa nos hemos preparado cenica rica, rica y pronto a dormir, que mañana nos levantamos a las 6 de la mañana.