Vamos a por Saint Michel, Cancale y Saint Malo

Qué diferente es levantarse para ir a trabajar que estando de vacaciones. No nos ha costado ni 10 minutos estar todos desayunando para las 6 y cuarto.

Tampoco era que hubiese mucho hambre, así que para las siete menos cuarto ya estábamos en ruta.

Hemos repostado y la tarjeta Aktiba no nos ha funcionado (ayer tampoco, cuando la usamos para pagar la comida y hemos recurrido a la Visa)

Teníamos 2 horas y cuarto para llegar a Saint Michel y ¡¡¡ VAYA SI HA MERECIDO LA PENA MADRUGAR !!!!! Para el resto ha sido alucinante llegar y para Juani y para mí ha sido precioso, ya que cuando estuvimos hace 2 años el tiempo no nos acompañó como lo ha hecho hoy. Ha salido un día soleado y sin aire.

No hemos más que 20 minutos de cola para comprar los tickets (por fin vuelve a funcionar la tarjeta) y a realizar la visita. Todo era alucinante, incluso las chinas y japonesas que visitan el lugar (son toda una “poesía”), que van con sandalias y calcetines y una sombrilla-paraguas de Mari Popins para taparse del sol.

A alguno le ha afectado el "mal de altura":

Y a otros también (¡¡ qué no, que ésta es una foto hecha a un espejo !!):

A la salida nos hemos dado cuenta de qué bien hemos madrugando. Al salir del aparcamiento (a las 12 del mediodía) había una cola de coches de 4 kilómetros, así que si venís para aquí madrugar!!.

Han caído las primeras compras de pastas bretonas, de esas, que según Juani, a penas tienen mantequilla y no son dulces.

Como hemos catado alguna de las pastas, hemos ido a Cancale para “desatascarnos” comiendo ostras. Vaya lujo de comida: ostras, tostadas de una carne de cordero (pensábamos que eran anchoas, pero por no preguntar a los traductores oficiales….). De segundo hemos comido Blanca y yo un puding de calabacín rodeado de anchoas…… sin comentarios. El salmón de Juani con puré de patata impresionante y el pollo con salsa de bacon, insuperable. Y de postre ¿adivináis?: la familia Ballesta, al completo, crepes y la familia Oroz, con su hijo, arroz con leche (volvemos a recordarlo como el mejor que hemos probado nunca).

A la salida hemos comprobado que la gente compra las ostras en los puestitos del puerto, las come y echan las cáscaras a la orilla del mar (eso sí, son un poco guarretes, ya que al mar tiraban hasta los trozos de limón).

También han caído "cafeses" (parece que mi hijo se estaba sublevando):

Estábamos como las avutardas, así que nos hemos ido a Saint Maló. Nos hemos encontrado algún que otro pirata-músico, pirata-pintor… y a un político… Jorge Vestringe. Sí, sí, el mismo que viste y calza.

Después de semejante visión (mirar qué moral nos ha dejado, viendo al Cañonero de Atarrabia) hemos recorrido la muralla y hacia las 7,30 de la tarde volvemos hacia casa, muertos de cansancio.

Hemos cenado ensalada de pasta (eso sí, teníamos al hijo inapetente, ya que sólo han sido 2 platos lo que ha comido).

Juegos que Maider ha traído, risas y copas e intento de ver una película en el portátil. Han sido 5 minutos lo que hemos aguantado, ya que nos dormíamos en los sillones, así que a planchar la oreja toca.