Atarrabia - Sarlat

Hemos madrugado y después de desayunar como marqueses, nos hemos metido en el coche y tras una kilometrada hemos llegado al Perigord negro, y como cualquier zona de Francia que se precie, parecía vacía.

Soco nos ha visto cara de famélicos y nos ha preparado un almuerzo como si no hubiéramos comido en un par de días, eso sí, el lugar elegido para comer no ha sido muy pintoresco, ya que era la curva de una carretera de paso.

Nos hemos perdido, como cualquier viaje que se precie, a un kilómetro de la casa. Nos hemos metido en otra propiedad privada y podíamos haberles robado, porque todo estaba abierto, pero nadie acudía en nuestro auxilio.

Pero hemos dado media vuelta y nos hemos encontrado a Steve, propietario de la casa, cortando el césped y cuando nos disponíamos a parar para preguntarle por la casa, va y vemos el cartel (que no lo ve ni David en gnomo).

La mujer del propietario es inglesa, así que imaginaros el idioma que hemos utilizado para entendernos (y eso que llevo 3 traductores franceses que me sacan más que “cinquillos” en los exámenes), pero debe ser mi sino el encontrarme con personas anglo-parlantes.

La suite como en un hotel de mil estrellas, en medio de una parcela enorme y verdísima.

Garikoitz y Leire tienen su propio baño y una cama más por si encuentran algún amigo al que invitar a dormir.

Después de deshacer las maletas nos hemos ido a visitar Sarlat y hemos visto un pueblo chulo, chulo, papitxulo. Muy medieval, y cómo no, cuidadísimo.

Hemos sacado un montón de fotos y hacia las 7 y media de la tarde, con sorpresa para los chavales, nos hemos ido a cenar.

En el restaurante no servían bokatas, así que nos hemos pedido unas tortillas francesas que lo menos han venido desde china, porque han tardado lo mismo que si vinieran directamente desde allí. Pero no todo ha sido malo, nos han “regalado” un plato de sopa (que en realidad era puré y que Leire ha comido sin rechistar) y la tortilla era de las gordas, gordas y venía con unas patatas asadas muy ricas y con una ensalada compuesta con mostaza, que a las “criaturas” no les ha gustado. Eh, eh, Garikoitz dice que él sí se la ha comido y es verdad (bueno, bueno Leire dice que sí que la ha probado).

De vuelta en la casa, una ducha, planificación de lo que vamos a hacer mañana y……. a lo-los.