PRIMERO: Espero que estéis todos con crespón negro por la muerte del Comandante!!!!!!!!!!!!.
Ahora sigamos. Por la mañana visitamos, otra vez, un mercado. Aquí es donde vimos, por primera vez una especie de camarones, secos, que echan a todo tipo de guisos, pescados.... pero que APESTA (los vietnamietas sabían dónde estaban los americanos por el olor a tabaco y los americanos localizaban a los vietnamitas por el olor de estos camarones).
Para que luego nos quejemos en nuestros puestos que estamos todo el día de pie, mirar cómo están todo el tiempo las mujeres en los puestos:
Y la excepción que confirma la regla:
VIAJE en tren de Ho Chi Minh a Nhag Tran: Indescriptible, simplemente deciros que olimos todo tipo de olores posibles, incluido el de pies. Es como viajar en avión, me explico: llegas y tienes asientos de 2 en 2, estilo avión, reclinables...... con aire acondicionado y televisor para ver la súper programación vietnamita (Operación Triunfo vietnamita).
Cada 5 minutos pasa un carrito con cosas para comprar, pero lo alucinante viene cuando te sirven la comida-cena-desayuno: arroz, pescado o tofú, y otras cosas que no nos atrevimos a probar. Lo genial es cuando van a retirarte todo: Todo el mundo deja las bandejas en el suelo y pasan unas 4 ó 5 personas a buscar las cosas en orden: primero una mujer que retira las cucharillas de plástico (destino????), luego el que tira todo en una bolsa de basura, está el que deja las bandejas en el suelo y luego el que barre. Toda una odisea.
Después de 6 horas de alucinar con el espectáculo, llegamos a Nhag Tran y nos alojamos en un hotel un poco cutre, pero suficiente para la noche que íbamos a dormir allí (UN INCISO: es sorprendente el calzado que aquí utiliza el personal, es unas 3 ó 4 tallas más grande. En las mujeres es en punta y resulta divertido verlas).
Nos pegamos una buena camada, ya que amanecimos a las 9.30. Después de un desayuno en el que nos inflaron a té (imposible escapar, en repetidas ocasiones, a que te llenasen el vaso), nos fuimos a la playa y en el camino nos escontramos esta peluquería callejera:
En la playa estábamos casi solos (a la tarde es cuando ellos van) y el circo viene de la mano de que van todos vestidos (incluso se bañan así) y te miran como si fueras un extraño por ir con bikini o bañador.
A la hora de comer nos pegamos una buena mariscada y a la tarde fuimos a echar la siesta y a que nos dieran unos masajes en la playa.
Cogimos el tren para venir a Hoi An. Era un coche-cama. Muy divertido porque íbamos 6 en un compartimento (comenta Txema que os diga que a él le tocó la cama de arriba y que parecía que estuviese en el Maria Cristina de Donosti). Una experiencia más (el pobre no podía ni girarse).
Acabamos de aterrizar en Hoi An y hemos probado el taxi moto (risas mil: imaginaros, mini motos, mini conductores y detrás, cada uno de nosotros con las mochilas a la espalda), así que ahora nos vamos a dar un baño en la piscina y nos vamos a dar una vuelta (de paso me encargaré la ropa a medida).
Besos a tod@s (especialmente, en esta ocasión, a Itziar, que nos ha escrito un mensaje largo, largo, de los que hacen mucha ilusión.).
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