Qué día más precioso !!!!.
Nuestro primer día de vacaciones (sí, sí, hasta ahora estábamos de “finde”) ha sido maravilloso.
Aunque nos hemos levantado para las 7 de la mañana, el madrugón ha merecido, y mucho, la pena. Mirar las vistas desde el balcón de la habitación:
Después de desayunar con unos ciclistas ingleses bastante alborotadores (croisans calientes, nutella, pan, mermelada, zumo y café) nos hemos puesto en ruta hacia el teleférico el Aiguille du Midi.
Como había tantísima gente, la cola para comprar tickets y para montarse en las cabinas era grande, así que cuando nos quedaba como 40 minutos para coger los tickets, una amable trabajadora ha gritado que las taquillas para grupos y reservas, se quedaba libre, así que el 5 minutos teníamos los billetes para irnos arriba.
La espera ha sido un poco intranquila (la novedad me superaba un pelín). Juani me había comentado que cuando él estuvo la primera vez, arriba del todo le dio un poco “mal de altura”, y con esas y la tensión de la gente, la espera se me ha hecho diferente.
Pero cuando ya estábamos dentro, qué vista, qué paisaje… QUÉ GRANDEZA DE PAISAJE.
Ya de primeras en Plan de l’ Aiguille
donde hemos hecho parada justa para coger el otro teleférico a la Aiguille du Midi
y cuando hemos llegado a la Aiguille du Midi, no puedo explicaros qué es estar a 3842 metros de altura, así que os dejo unas tropecientas millones de fotos y juzgar vosotros mismos:
Hemos vuelto a bajar hasta Plan de l’Aiguille, pero estaba vez nos hemos quedado para hacer la ruta hasta
el Mer de Glace, que es una andada de 2,15 horas de ida y otro tanto de vuelta.
¡¡¡ Qué lengua de glaciar, ehhhhh !!!
Y esta es la vista que teníamos a nuestra izquierda, mientras nos comíamos un piskolabis que hace de comida
Vuelta al teleférico, bajar a duchar, descansar, escribir en el blog e ir a cenar una fondeu y un Riesling para celebrar nuestra “ascensión”.
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